Hoy me quedé hasta tarde en la piscina del club. Hacía mucho frío y también tenia ambre, pero vi a mi mamá venir hacia mi. Se baño conmigo un rato en la piscina pero luego tuvimos que salir porque ya era tarde y la piscina ya iba a cerrar.
Cuando estabamos saliendo, me fijé que mi mamá estaba distraida mirando a un señor con cara de sorprendida. El señor estaba vestido con una guayabera blanca, pantalones grises y zapatos negros con blanco. Se parecía mucho a los amigos de Juan Lucas.
Mi mamá me había ofrecido butifarras cuando salíamos de la piscina. Como tenía mucha ambre acepté, entonces nos acercamos al bar. Ahí mi mamá me presentó al señor, entonces supuse que ya se conocían. Como vi a mami no muy feliz pensé que el señor era malo y lo miré feo, y no dejé que me acariciara el pelo. Mi mamá ya había pedido las butifarras y el señor elegante nos había ofrecido Coca-Cola, y yo acepté, aunque el señor sea malo. Luego no escuché pero parecía que estaban hablando mi mamá y el señor malo. Yo solo me comía las butifarras que estaban ahí, y como mi mamá no me decía nada y hasta me ofreció su pan, yo pensé que estaría bien seguir comiendo. Luego ella me dijo que me comiera una butifarra más ya para irnos. Lo volvía mirar feo al señor malo, pero muy elegante, mientras mordía mi pan. Después de un rato nos fuimos. Mi mamá parecía apresurada, ese señor debe ser muy malo.
Valeria Balbuena
Cuando estabamos saliendo, me fijé que mi mamá estaba distraida mirando a un señor con cara de sorprendida. El señor estaba vestido con una guayabera blanca, pantalones grises y zapatos negros con blanco. Se parecía mucho a los amigos de Juan Lucas.
Mi mamá me había ofrecido butifarras cuando salíamos de la piscina. Como tenía mucha ambre acepté, entonces nos acercamos al bar. Ahí mi mamá me presentó al señor, entonces supuse que ya se conocían. Como vi a mami no muy feliz pensé que el señor era malo y lo miré feo, y no dejé que me acariciara el pelo. Mi mamá ya había pedido las butifarras y el señor elegante nos había ofrecido Coca-Cola, y yo acepté, aunque el señor sea malo. Luego no escuché pero parecía que estaban hablando mi mamá y el señor malo. Yo solo me comía las butifarras que estaban ahí, y como mi mamá no me decía nada y hasta me ofreció su pan, yo pensé que estaría bien seguir comiendo. Luego ella me dijo que me comiera una butifarra más ya para irnos. Lo volvía mirar feo al señor malo, pero muy elegante, mientras mordía mi pan. Después de un rato nos fuimos. Mi mamá parecía apresurada, ese señor debe ser muy malo.
Valeria Balbuena
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